El río queda encajonado en un angosto túnel labrado en la
piedra, donde las aguas pueden pasarse casi de un salto. Dicen que justo allí
la profundidad del Apaporis es de varias decenas de metros. La imagen del río
en este se presenta majestuosa: la roca negra que aprieta el caudal, la
vegetación que se agarra a la roca, la luz blanca y escasa que llega del otro
lado del túnel, ubicado en el curso medio del Apaporis.
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